UN ANIVERSARO: 50 años del
PET SOUNDS
Cuándo llegue el momento, porque, qué
caramba, a todos nos llega, ¿qué te llevarás contigo? ¿Lo has pensado?
Lamentablemente nada material, así que las tablas de surf se me quedan aquí
(mierda…). Entonces, tal vez, pudiera ser algo intangible…
<<…se recuerda a los señores pasajeros,
que en este tren, con destino a El Cielo, sólo está permitido un recuerdo por
viajero; disculpen las molestias, graciasss…?
Caaaagonlaputa… Difícil nos lo ponen
¿no? ¿Qué recuerdo eliges? ¿el de tu familia? ¿el de las chicas? ¿tus amigos?
¿el de tu perro? ...
A la porra. ¡Me llevo el Pet Sounds!
<<…lo siento caballero, nada material;
son las normassss…>>.
Ja! Lo que no sabe este arcángel de
pacotilla, es que este disco lo tengo memorizado nota a nota, instrumento a
instrumento... Bueno, no tanto. Pero casi.
El otro día, sentados en un autobús,
dejé el i-pod a mi guapa acompañante. Ella, gentilmente, me ofreció uno de los
auriculares, que yo rehusé. No te preocupes, la dije, ya estoy escuchando la
canción dentro de mi cabeza. Y era verdad, no mentía ni exageraba. Me puede costar
retener las cosas, pero no la música. Cosas que pasan.
De lo primero que aprendí a hacer, al
tiempo que a andar, fue a poner los discos que había por mi casa. Mi favorito,
por ese entonces, era el single de una canción italiana que, para que os hagáis
una idea, sonaba tan animada como el O-Bla-Di de los Beatles. En casa, decía, había
una buena colección de discos, pues a mi madre y a sus hermanas, siendo
jóvenes, se los traían desde Estados Unidos. Por tanto mis oídos se habituaron pronto al Little Sister de Elvis, al Sleep
Walk de Santo & Johnny, o al Sandy
de Dion.
Pero un día, apenas daba mis primeros
pasos, me impactó la imagen que vi en la televisión en blanco y negro que había en el salón. Primero sonaron unos timbales que retumbaban: pam-pam pa-paaaaammmm; y
otra vez: pam-pam pa-paaaaammmm, mientras que un hombre subido a una tabla de
madera se deslizaba por una ola gigantesca. No lo sabía, pero estaba comenzando
un nuevo capítulo de la serie Hawaii 5-0.
Me encandiló esa música, junto con la imagen del surfista bajando a toda
velocidad por una enorme ola. Y lo mejor de todo, pues no era capaz de entender
aquella magia, es que al día siguiente se
repetía la misma secuencia en pantalla de la televisión.
Sin embargo, no fue hasta mi
adolescencia cuando presté más atención al rock & roll. Por aquellos años,
las ondas de la radio y los gustos juveniles estaban copados por los
sintetizadores y los ritmos repetitivos y espasmódicos de la new wave. Uno de
aquellos fines de semana, una chica con la que había salido a una fiesta, pero
que ni de lejos llegué a probar sus labios, me prestó un disco doble que resultó
ser una recopilación de los Beach Boys. Recuerdo su rostro, el de la chica, pero
no su nombre; ya he comentado que mi memoria es de pez, excepto para los
acordes musicales. Era alta. Y tenía, eso sí lo recuerdo, un lunar en la cara. Iba
a un colegio exclusivamente para chicas. Yo, a uno sólo de chicos. Pero el disco
que me prestó, quedó indeleble en mi memoria para siempre: Los Beach Boys, titulaba, 20 Golden
Greats. Y en la portada, como no, el dibujo de un surfista.
Lógicamente, de aquella recopilación,
enseguida me llamaron la atención canciones tan deslumbrantes como I Get Arround (qué subidón de
adrenalina; jamás, hasta ese momento había escuchado cantar de aquella manera),
o Fun, Fun, Fun (que, lo que son las
cosas, me pareció muy heavy). Al segundo disco, con canciones más viejunas y
lentas, más armoniosas, no le presté demasiada atención en ese momento, sea dicha la verdad.
Así que poco a poco comencé a aficionarme por
aquella música de los 60’, y a recuperar los singles americanos de mi madre. ¡Tremendos!
Estaban por ahí nada menos el Love Me Do
de los Beatles, otro de rock&roll de la Rusia Soviética, o el Surf City de Jan & Dean…
Entonces ocurrió que cuando pretendí hacerme
con algún vinilo de los Beach Boys en las tiendas… ¿Serà posible?, no había nada.
¡Nada! Todo descatalogado, y nada más que la recopilación aquella. Lo único que
me ofrecieron fue un disco con una portada muy rara: en vez de tablas de surf y
frases veraniegas, aparecía el grupo dando de comer a unas cabras (eso prometía
poco), y cuando di la vuelta a la carpeta y eche un ojo a las canciones, no me
sonaban de nada. Vocablos como summer,
sand, beach, sun o surfin’, no aparecían por ningún sitio. ¿You Still Believe In Me? ¿Let’s Go
Away For Awhile? ¿I Just Wasn’t Made For This Times? ¿Y
esto qué es?
Y como no había otra cosa, me lo compré.
Era el vinilo del Pet Sounds, que se había
editado en España bajo la serie Fama.
Cuando llegué a casa, lo planté en el
tocadiscos, y… ¡Vaya chasco! Qué raro. Qué lento. Eso no eran los Beach Boys
que yo conocía.
Tras tantearlo pasando la aguja de una
canción a otra, acabé por pincharlo desde el principio, y me tumbé en la cama a
escucharlo completo. Dejé que las canciones sonaran una detrás de otras. Y al
acabar, vaya, no entendía cómo, y no me avergüenza reconocerlo ahora: tenía los
ojos humedecidos por las lágrimas. Con el tiempo, pude leer diversos libros
y entrevistas, en los que se menta como mucha gente reaccionó de forma parecida
a la mía, al escuchar este disco por primera vez. Fue el influjo de la música.
Son las letras de las canciones. Es el conjunto de todo.
Me aficioné a escuchar el Pet Sounds. Poco
a poco, al principio; después, obsesivamente casi a diario. Me lo grabé en una
cinta para el Walk-man, y viajaba escuchando las canciones una y otra vez. A
cada escucha, me percataba de algo nuevo: una flauta, una frase en el fondo, el
sonido del bajo imitando el sonido del corazón…
Puse el disco a mis amigos de entonces,
o se lo dejaba a las chicas que conocía. Pero a nadie entusiasmó excepto a mi.
Es curioso, pero por regla, a quienes acaba gustando el Pet Sounds, o son
músicos, o son unos melómanos empedernidos.
Hubieron de pasar algunos años hasta que
llegara el CD. Se reeditaron por fin todos los discos de Capitol. Me los compré
antes incluso que el reproductor, tal era mi ansia, pues, además, cada pareja
de discos venía acompañado por unos libritos estupendos, comentando todas y
cada una de las canciones. Por las noches, sentado en la cama, imaginaba como
sonarían cada una de aquellas, tal era mi ilusión. Mas, cuando por fin las escuché,
woh! superaron con creces mis
expectativas. La cara B del Beach Boys Today! por ejemplo, fue un shock. Jamás
imaginé progresiones armónicas como la de She
Knows Me Too Well.
Entre esos CD’s que compré, uno fue el titulado
Stack O’ Tracks, originalmente de 1968. Éste era un disco de grandes éxitos,
pero con la peculiaridad de ser puramente instrumental. Un karaoke, vamos, pues
el vinilo original venía acompañado por letras, partituras y acordes de
guitarra para que te divirtieras. El caso es que con este disco pude escuchar
por primera vez God Only Knows sin
voz alguna; sólo la música. Y eso fue como descubrir las entrañas del cuerpo
humano, en la era en que la cirujía estaba prohibida. Todo un descubrimiento.
Años más tarde, publicarían la caja del
30 aniversario de los Beach Boys, la cual contenía un disco de rarezas, y
varios minutos con las sesiones de estudio de esa canción. Eso sí que fue una
lección de bioquímica y genética. Lo que pude aprender escuchando aquello.
Y ya, cuando por fin editaron la caja exclusiva
con las sesiones del Pet Sounds, cuando el 40’ aniversario del disco…
El pasado lunes 15 de mayo de 2016, se
cumplieron cincuenta años de la edición del Pet Sounds.
Por ese motivo, Radio 3 preparó un homenaje en toda regla. En primer lugar se las
arregló para que diversos grupos indie
españoles grabaran, cada uno, una canción del disco. Y después, como si esto no
fuera suficiente, ese mismo día 15, en el patio del museo Reina Sofía, estos músicos
interpretaron el Pet Sounds completo, de pe a pa.
¿Puede idearse una mejor conmemoración?
Bueno, sí; pero aparte de la gira que el mismo Brian Wilson está realizando estos días, esta otra me ha parecido una idea genial.
Pero ahí no queda la cosa.
Durante años, me he dedicado a
coleccionar covers de las canciones
del Pet Sounds. Es difícil hallar alguna que verdaderamente merezca la pena. Interpretar
una versión, bajo mi particular parecer, no debe limitarse a emular el original. Valoro
mucho a quien es capaz de dar una nueva perspectiva a una obra. Como el pintor
abstracto que replasma a las meninas de Velázquez con rostros cubistas.
Pues bien, la selección que ha realizado
Ángel Carmona para el programa Hoy
Empieza Todo, de Radio 3, es soberbia; ¡fantástica!
Y para que podáis comprobarlo por
vosotros mismos, qué mejor que ofreceros los links de algunas de estas
canciones. Qué las disfrutéis; yo me lo he pasado bomba esta semana, escuchándolo,
y eligiendo las ilustraciones para cada canción.
1.
Mazoni - Wouldn't it be nice
Puedes
escuchar Wouldn’t It be Nice en este link:
Sé que voy a hacer este
fin de semana: coger la guitarra y sacarme esta versión acústica.
2.
Salto - You still believe
in me
Puedes escuchar You Still Believe In Me en este link:
Es una version
imperfecta en su ejecución, pero con encanto, tanto por las voces, como por la manera en que marcan los acentos al final de cada compás.
3.
Smile - That's not me
Puedes escucha That’s Not Me en este link:
¡Pedazo de
versión! Sí señor . Frescura y alegría.
Smile aborda la canción como si del Party! se tratara. (Party! Es el disco
previo al Pet Sounds, donde los Beach Boys cantan un monton de canciones suyas
o de otros artistas en una supusta fiesta casera con los amigos).
4.
Aries – Don’t Talk
Puedes escuchar Don't Talk en este link:
Aries toma la
propia instrumentación de la canción que aparece en The Pet Sonunds Sessions, e introduce unas
suaves distorsiones. A continuación, con una voz aterciopelada se lanza a
cantar la canción ¡en español! Reconozco la dificultad para que las letras
cuajen como en la original. Lo normal es fracasar y destrozar el tema. Pero
Aries lo consigue; y como resultado tenemos una canción preciosa, que no
desmerece un ápice a la original.
5.
Wild Honey - I'm waiting
for the day
Puedes escuchar I'm waiting for
the day en este link:
Guillermo Farré se lleva esta canción a
su terreno, y suena claramente a Wild Honey. Es una delicia escuchar esta versión
una y otra vez. La canción en si, de siempre ha sido y es mi favorita del Pet
Sounds; por eso nunca he sido condescendiente con las versionas que se hicieran
de ella. Sin embargo, en este caso he de capitular.
<<…
I kissed your lips, and when you…
<<… I know you cried, and you felt
bluuuue,…
<<… I waitin’ for the day, when
you can love again…
6.
Pájaro - Let's go away for awhile
Puedes
escuchar Let’s Go Away For Awile en
este link:
Muy decente interpretación. Esta no creo
intentarla este fin de semana, pues los arpegios de estos acordes me dan pereza
(excusa perfecta para decir, sencillamente, que no alcanzo a ellos).
La canción original, que fue cara B del
single Good Vibrations, es una de las
más sofisticadas y bellas del álbum.
7.
Triángulo de Amor Bizarro - Sloop John B
Puedes escuchar Sloop John B en este link:
Divertidísima. Triángulo de Amor Bizarro
canta esta canción ¡nada menos que en gallego! ¡Buenísima! No paro de ponérmela
una y otra vez. Si este verano me doy una vuelta por Vigo, Bueu, y O Grove,
no dejaré de ponerla en el coche a todo volumen.
8. Club Del Río - God Only Knows
Puedes escuchar God Only Knows
en este link:
Es complicado. Afrontar una nueva
versión de God Only knows, reconozco que es complicado. Primero porque artistas que lo han interpretado haylos... a patadas. Y, en todos los casos, es una
decepción. Y no por culpa del cantante, del productor, o de la banda que
pretende reinterpretarla. Es sólo que es imposible alcanzar la perfección de la
grabación de Brian Wilson, sencillamente.
El único cover que realmente me ha
llegado a impresionar, fue el de Elvis Costello, con una interpretación en
directo que ponía la piel de gallina.
En cuanto a la grabación de Club del
Río, han sido inteligentes, y han hecho una toma desenfadada, que me recuerda a
los finales de fiesta en mi casa a las siete de la madrugada. Me gusta.
9. Sidonie - I Know There's An Answer
9. Sidonie - I Know There's An Answer
Puedes escucha I Know There’s An Answer en este link:
Ole, ole y ole. En cuanto oí los
primeros segundos de esta toma de I know There’s An Answer, me cambió la cara,
y se me puso una sonrisa de oreja a oreja. ¡Qué buena! Y encima, van, y al
final de la canción hacen un guiño a lo que debería haber sido la letra original…
<<…hang on your ego…
Gran, gran, interpretación.
10. Luis Prado (Sr. Mostaza) -
Here today
Personalísima. Como si fuese el ensayo
de un musical de Broadway. Muy original y efectista. Eso es lo que me gusta de
los covers, cuando nos brindan una perspectiva diferente y positiva.

Puedes
escuchar I Wasn’t Made For This Times
en este link:
En este caso, en cambio,
me da la impresión de que este grupo se ha despachado rápidamente el encargo de
hacer la canción, pues, la verdad, no aporta mucho. Toman unos samplers de la
propia voz de Brian Wilson, y la rodean de una instrumentación empalagosa. No
creo que la ponga mucho en mi coche (y mira que la canción original me
encanta).
12. Los Jaguares de la Bahía - Pet Sounds
12. Los Jaguares de la Bahía - Pet Sounds
Puedes escucha Pet Sounds en este link:
La canción Pet Sounds tenía previsto
llamarse al principio Run, James, Run (por eso la original tiene un aire a 007).
La versión de Los Jaguares de la Bahía tiene mayores referencias en la niña del
exorcista. No obstante, sé que cuando esté de pie, frente a un mar brumoso,
cuando se pone el sol, mirando dónde pillar la última ola del día, esta
sonorización va a tener su cabida en mi memoria musical.
13. Depedro y Calexico - Caroline no
Puedes escuchar Caroline No en este
link:
Ésta sí que me ha gustado. Una línea
de bajo pulsada como el corazón, y una trompeta a lo Burt Bacharach, que me han
hecho volver a escuchar la canción otra vez, apenas finalizó. Merece la pena.
A esta recopilación, junto con otra
versiones que no he incluido en este post (sólo he seleccionado 13, en el orden de los cortes del disco), Radio 3 las ha denominado Het Sounds. No sé si
se dispondrán a hacerlo, pero estaría bien que fuesen editadas en CD y vinilo.
Me lo compraría de cabeza.
Dos apuntes más. Para quién quiera
profundizar en lo que supone este disco, puedo proponerle lo siguiente.
En primer lugar, un libro, el mejor que
he leído al respecto. Se titula Wouldn It
Be Nice, de Charles L. Granata.
De este escritor ya me enganché a otro
título, sobre el proceder técnico en los
estudio de grabación, durante las sesiones de Frank Sinatra, desde sus comienzos en
Columbia, hasta las últimas grabaciones en Reprise. Pues bien, este otro es aún
mejor. Charles, nos cuenta con exactitud y elegancia todo el proceso creativo
de Brian Wilson para dar lugar al Pet Sonuds, acompañado por Tony Asher en la elaboración de
las letras de las canciones, y por la Wrecking Crew en la instrumentación de
las canciones. Fabuloso. Se aprende muchísimo.
Y el pasado verano se estrenó Love &
Mercy, una entretenida película, con Paul Dano en el papel de Brian Wilson
durante los días del Pet Sounds, y con Jonh Cusac en el mismo papel, cuando la resurrección física y mental de
Brian, décadas más tarde.
Pensaba finalizar aquí, pero ya lo decía
mi venerado Oscar Wilde: la mejor manera de vencer a una tentación es ceder a
ella. Consideraba que con los links anteriores había más que suficiente, pero
resulta que hace unas semanas encontré un cover de Wouldn’t It Be Nice, no
bueno, buenísimo.
Lo ha realizado y colgado en Bandcamp,
alguien que se hace llamar Anakin, quien ha dado a la canción una visión
shoegaze. Si te preguntas que qué demonios es eso del shoegaze, te diré que es
un estilo musical que tuvo su pequeño auge a principios de los noventa, con
grupos como My Bloody Valentine, o Slowdive. Es una música saturada de furiosas
guitarras y mucho ruido, bajo el cual subyace una bonita melodía, normalmente
cantada por una dulce voz femenina. La denominación de Shoegaze fue así porque, en los conciertos,
veían a los guitarristas de estos grupos mirarse constantemente los zapatos
(pero nooooo, lo que miraban eran la decena de pedales de efectos que tenían
repartidos por el suelo, para los ruidos y distorsiones de sus guitarras). Hoy en día, este estilo de música solo tiene
su nicho en Japón, donde anualmente se celebra un festival de Shoegazing ,
creo recordar que en el estadio de Yokohama, y al que me he propuesto asistir
en alguna de mis próximas visitas al país nipón.
El caso es, que cedo a la tentación y, para
vuestra sorpresa o deleite, aquí os dejo el link de Anakin:
Puedes escuchar Wouldn't It Be Nice en este link:
<<Un solo recuerdo por viajero,
por favor. Graciassss….>>.
Me llevo el Pet Sounds al cielo, porque
con él, y a sabiendas de hacer trampas, con cada canción memorizada de este
disco me llevo implícitos los recuerdos de mi vida terrena: la familia, las
chicas, los amigos, el perro,… Es una pillería, sí. Pero si el arcángel de
pacotilla no me pilla, que me quiten lo bailao,
como se suele decir, ¿verdad?


































