domingo, 22 de mayo de 2016


UN ANIVERSARO: 50 años del PET SOUNDS
 
Cuándo llegue el momento, porque, qué caramba, a todos nos llega, ¿qué te llevarás contigo? ¿Lo has pensado? Lamentablemente nada material, así que las tablas de surf se me quedan aquí (mierda…). Entonces, tal vez, pudiera ser algo intangible…

 <<…se recuerda a los señores pasajeros, que en este tren, con destino a El Cielo, sólo está permitido un recuerdo por viajero; disculpen las molestias, graciasss…?

Caaaagonlaputa… Difícil nos lo ponen ¿no? ¿Qué recuerdo eliges? ¿el de tu familia? ¿el de las chicas? ¿tus amigos? ¿el de tu perro? ...

A la porra. ¡Me llevo el Pet Sounds!

 
 <<…lo siento caballero, nada material; son las normassss…>>.

Ja! Lo que no sabe este arcángel de pacotilla, es que este disco lo tengo memorizado nota a nota, instrumento a instrumento... Bueno, no tanto. Pero casi.

El otro día, sentados en un autobús, dejé el i-pod a mi guapa acompañante. Ella, gentilmente, me ofreció uno de los auriculares, que yo rehusé. No te preocupes, la dije, ya estoy escuchando la canción dentro de mi cabeza. Y era verdad, no mentía ni exageraba. Me puede costar retener las cosas, pero no la música. Cosas que pasan.

De lo primero que aprendí a hacer, al tiempo que a andar, fue a poner los discos que había por mi casa. Mi favorito, por ese entonces, era el single de una canción italiana que, para que os hagáis una idea, sonaba tan animada como el O-Bla-Di de los Beatles. En casa, decía, había una buena colección de discos, pues a mi madre y a sus hermanas, siendo jóvenes, se los traían desde Estados Unidos. Por tanto mis oídos se habituaron pronto al Little Sister de Elvis, al Sleep Walk de Santo & Johnny, o al Sandy de Dion.

Pero un día, apenas daba mis primeros pasos, me impactó la imagen que vi en la televisión en blanco y negro que había en el salón. Primero sonaron unos timbales que retumbaban: pam-pam pa-paaaaammmm; y otra vez: pam-pam pa-paaaaammmm, mientras que un hombre subido a una tabla de madera se deslizaba por una ola gigantesca. No lo sabía, pero estaba comenzando un nuevo capítulo de la serie Hawaii 5-0. Me encandiló esa música, junto con la imagen del surfista bajando a toda velocidad por una enorme ola. Y lo mejor de todo, pues no era capaz de entender aquella magia,  es que al día siguiente se repetía la misma secuencia en pantalla de la televisión.

Sin embargo, no fue hasta mi adolescencia cuando presté más atención al rock & roll. Por aquellos años, las ondas de la radio y los gustos juveniles estaban copados por los sintetizadores y los ritmos repetitivos y espasmódicos de la new wave. Uno de aquellos fines de semana, una chica con la que había salido a una fiesta, pero que ni de lejos llegué a probar sus labios, me prestó un disco doble que resultó ser una recopilación de los Beach Boys. Recuerdo su rostro, el de la chica, pero no su nombre; ya he comentado que mi memoria es de pez, excepto para los acordes musicales. Era alta. Y tenía, eso sí lo recuerdo, un lunar en la cara. Iba a un colegio exclusivamente para chicas. Yo, a uno sólo de chicos. Pero el disco que me prestó, quedó indeleble en mi memoria para siempre: Los Beach Boys, titulaba, 20 Golden Greats. Y en la portada, como no, el dibujo de un surfista.


Lógicamente, de aquella recopilación, enseguida me llamaron la atención canciones tan deslumbrantes como I Get Arround (qué subidón de adrenalina; jamás, hasta ese momento había escuchado cantar de aquella manera), o Fun, Fun, Fun (que, lo que son las cosas, me pareció muy heavy). Al segundo disco, con canciones más viejunas y lentas, más armoniosas, no le presté demasiada atención en ese momento, sea dicha la verdad.

Así que poco a poco comencé a aficionarme por aquella música de los 60’, y a recuperar los singles americanos de mi madre. ¡Tremendos! Estaban por ahí nada menos el Love Me Do de los Beatles, otro de rock&roll de la Rusia Soviética, o el Surf City de Jan & Dean…

Entonces ocurrió que cuando pretendí hacerme con algún vinilo de los Beach Boys en las tiendas… ¿Serà posible?, no había nada. ¡Nada! Todo descatalogado, y nada más que la recopilación aquella. Lo único que me ofrecieron fue un disco con una portada muy rara: en vez de tablas de surf y frases veraniegas, aparecía el grupo dando de comer a unas cabras (eso prometía poco), y cuando di la vuelta a la carpeta y eche un ojo a las canciones, no me sonaban de nada. Vocablos como summer, sand, beach, sun o surfin’, no aparecían por ningún sitio. ¿You Still Believe In Me? ¿Let’s Go Away For Awhile? ¿I Just Wasn’t Made For This Times? ¿Y esto qué es?

 

Y como no había otra cosa, me lo compré.

Era el vinilo del Pet Sounds, que se había editado en España bajo la serie Fama.

Cuando llegué a casa, lo planté en el tocadiscos, y… ¡Vaya chasco! Qué raro. Qué lento. Eso no eran los Beach Boys que yo conocía.

Tras tantearlo pasando la aguja de una canción a otra, acabé por pincharlo desde el principio, y me tumbé en la cama a escucharlo completo. Dejé que las canciones sonaran una detrás de otras. Y al acabar, vaya, no entendía cómo, y no me avergüenza reconocerlo ahora: tenía los ojos humedecidos por las lágrimas. Con el tiempo, pude leer diversos libros y entrevistas, en los que se menta como mucha gente reaccionó de forma parecida a la mía, al escuchar este disco por primera vez. Fue el influjo de la música. Son las letras de las canciones. Es el conjunto de todo.

Me aficioné a escuchar el Pet Sounds. Poco a poco, al principio; después, obsesivamente casi a diario. Me lo grabé en una cinta para el Walk-man, y viajaba escuchando las canciones una y otra vez. A cada escucha, me percataba de algo nuevo: una flauta, una frase en el fondo, el sonido del bajo imitando el sonido del corazón…

Puse el disco a mis amigos de entonces, o se lo dejaba a las chicas que conocía. Pero a nadie entusiasmó excepto a mi. Es curioso, pero por regla, a quienes acaba gustando el Pet Sounds, o son músicos, o son unos melómanos empedernidos.


 
Hubieron de pasar algunos años hasta que llegara el CD. Se reeditaron por fin todos los discos de Capitol. Me los compré antes incluso que el reproductor, tal era mi ansia, pues, además, cada pareja de discos venía acompañado por unos libritos estupendos, comentando todas y cada una de las canciones. Por las noches, sentado en la cama, imaginaba como sonarían cada una de aquellas, tal era mi ilusión. Mas, cuando por fin las escuché, woh! superaron con creces mis expectativas. La cara B del Beach Boys Today! por ejemplo, fue un shock. Jamás imaginé progresiones armónicas como la de She Knows Me Too Well.

Entre esos CD’s que compré, uno fue el titulado Stack O’ Tracks, originalmente de 1968. Éste era un disco de grandes éxitos, pero con la peculiaridad de ser puramente instrumental. Un karaoke, vamos, pues el vinilo original venía acompañado por letras, partituras y acordes de guitarra para que te divirtieras. El caso es que con este disco pude escuchar por primera vez God Only Knows sin voz alguna; sólo la música. Y eso fue como descubrir las entrañas del cuerpo humano, en la era en que la cirujía estaba prohibida. Todo un descubrimiento.

Años más tarde, publicarían la caja del 30 aniversario de los Beach Boys, la cual contenía un disco de rarezas, y varios minutos con las sesiones de estudio de esa canción. Eso sí que fue una lección de bioquímica y genética. Lo que pude aprender escuchando aquello.

Y ya, cuando por fin editaron la caja exclusiva con las sesiones del Pet Sounds, cuando el 40’ aniversario del disco…

 

El pasado lunes 15 de mayo de 2016, se cumplieron cincuenta años de la edición del Pet Sounds.

Por ese motivo, Radio 3 preparó un homenaje en toda regla. En primer lugar se las arregló para que diversos grupos indie españoles grabaran, cada uno, una canción del disco. Y después, como si esto no fuera suficiente, ese mismo día 15, en el patio del museo Reina Sofía, estos músicos interpretaron el Pet Sounds completo, de pe a pa.

¿Puede idearse una mejor conmemoración? Bueno, sí; pero aparte de la gira que el mismo Brian Wilson está realizando estos días, esta otra me ha parecido una idea genial.

Pero ahí no queda la cosa.

Durante años, me he dedicado a coleccionar covers de las canciones del Pet Sounds. Es difícil hallar alguna que verdaderamente merezca la pena. Interpretar una versión, bajo mi particular parecer, no debe limitarse a emular el original. Valoro mucho a quien es capaz de dar una nueva perspectiva a una obra. Como el pintor abstracto que replasma a las meninas de Velázquez con rostros cubistas.

Pues bien, la selección que ha realizado Ángel Carmona para el programa Hoy Empieza Todo, de Radio 3, es soberbia; ¡fantástica!

Y para que podáis comprobarlo por vosotros mismos, qué mejor que ofreceros los links de algunas de estas canciones. Qué las disfrutéis; yo me lo he pasado bomba esta semana, escuchándolo, y eligiendo las ilustraciones para cada canción.

1.        Mazoni - Wouldn't it be nice

 
Puedes escuchar Wouldn’t It be Nice en este link:

Sé que voy a hacer este fin de semana: coger la guitarra y sacarme esta versión acústica.

2.       Salto - You still believe in me

 
Puedes escuchar You Still Believe In Me en este link:

Es una version imperfecta en su ejecución, pero con encanto, tanto por las voces, como por la manera en que marcan los acentos al final de cada compás.

3.       Smile - That's not me

 
Puedes escucha That’s Not Me en este link:

¡Pedazo de versión!  Sí señor . Frescura y alegría. Smile aborda la canción como si del Party! se tratara. (Party! Es el disco previo al Pet Sounds, donde los Beach Boys cantan un monton de canciones suyas o de otros artistas en una supusta fiesta casera con los amigos).

4.       Aries – Don’t Talk
  
Puedes escuchar Don't Talk en este link:

Aries toma la propia instrumentación de la canción que aparece en The Pet Sonunds Sessions, e introduce unas suaves distorsiones. A continuación, con una voz aterciopelada se lanza a cantar la canción ¡en español! Reconozco la dificultad para que las letras cuajen como en la original. Lo normal es fracasar y destrozar el tema. Pero Aries lo consigue; y como resultado tenemos una canción preciosa, que no desmerece un ápice a la original.

5.       Wild Honey - I'm waiting for the day


 
Puedes escuchar I'm waiting for the day en este link:

Guillermo Farré se lleva esta canción a su terreno, y suena claramente a Wild Honey. Es una delicia escuchar esta versión una y otra vez. La canción en si, de siempre ha sido y es mi favorita del Pet Sounds; por eso nunca he sido condescendiente con las versionas que se hicieran de ella. Sin embargo, en este caso he de capitular.

<<… I kissed your lips, and when you…
<<… I know you cried, and you felt bluuuue,…
<<… I waitin’ for the day, when you can love again…

6.        Pájaro - Let's go away for awhile
 

Puedes escuchar Let’s Go Away For Awile en este link:

Muy decente interpretación. Esta no creo intentarla este fin de semana, pues los arpegios de estos acordes me dan pereza (excusa perfecta para decir, sencillamente, que no alcanzo a ellos).

La canción original, que fue cara B del single Good Vibrations, es una de las más sofisticadas y bellas del álbum.

7.       Triángulo de Amor Bizarro - Sloop John B
 
Puedes escuchar Sloop John B en este link:

Divertidísima. Triángulo de Amor Bizarro canta esta canción ¡nada menos que en gallego! ¡Buenísima! No paro de ponérmela una y otra vez. Si este verano me doy una vuelta por Vigo, Bueu, y O Grove, no dejaré de ponerla en el coche a todo volumen.


    8.       Club Del Río - God Only Knows

 
Puedes escuchar God Only Knows en este link:

Es complicado. Afrontar una nueva versión de God Only knows, reconozco que es complicado. Primero porque artistas que lo han interpretado haylos... a patadas. Y, en todos los casos, es una decepción. Y no por culpa del cantante, del productor, o de la banda que pretende reinterpretarla. Es sólo que es imposible alcanzar la perfección de la grabación de Brian Wilson, sencillamente.

El único cover que realmente me ha llegado a impresionar, fue el de Elvis Costello, con una interpretación en directo que ponía la piel de gallina.

En cuanto a la grabación de Club del Río, han sido inteligentes, y han hecho una toma desenfadada, que me recuerda a los finales de fiesta en mi casa a las siete de la madrugada. Me gusta.
 
   9.       Sidonie - I Know There's An Answer
 
 Puedes escucha I Know There’s An Answer en este link:

Ole, ole y ole. En cuanto oí los primeros segundos de esta toma de I know There’s An Answer, me cambió la cara, y se me puso una sonrisa de oreja a oreja. ¡Qué buena! Y encima, van, y al final de la canción hacen un guiño a lo que debería haber sido la letra original…

<<…hang on your ego…

Gran, gran, interpretación.

10.   Luis Prado (Sr. Mostaza) - Here today

 
Puedes escuchar Here Today en este link:

Personalísima. Como si fuese el ensayo de un musical de Broadway. Muy original y efectista. Eso es lo que me gusta de los covers, cuando nos brindan una perspectiva diferente y positiva.

1        11. Mucho - I Just Wasn't Made For This Times


Puedes escuchar I Wasn’t Made For This Times en este link:

En este caso, en cambio, me da la impresión de que este grupo se ha despachado rápidamente el encargo de hacer la canción, pues, la verdad, no aporta mucho. Toman unos samplers de la propia voz de Brian Wilson, y la rodean de una instrumentación empalagosa. No creo que la ponga mucho en mi coche (y mira que la canción original me encanta).

   12. Los Jaguares de la Bahía - Pet Sounds
  
 
Puedes escucha Pet Sounds en este link:

La canción Pet Sounds tenía previsto llamarse al principio Run, James, Run (por eso la original tiene un aire a 007). La versión de Los Jaguares de la Bahía tiene mayores referencias en la niña del exorcista. No obstante, sé que cuando esté de pie, frente a un mar brumoso, cuando se pone el sol, mirando dónde pillar la última ola del día, esta sonorización va a tener su cabida en mi memoria musical.

13.   Depedro y Calexico - Caroline no
Puedes escuchar Caroline No en este link:

Ésta sí que me ha gustado. Una línea de bajo pulsada como el corazón, y una trompeta a lo Burt Bacharach, que me han hecho volver a escuchar la canción otra vez, apenas finalizó. Merece la pena.

A esta recopilación, junto con otra versiones que no he incluido en este post (sólo he seleccionado 13, en el orden de los cortes del disco), Radio 3 las ha denominado Het Sounds. No sé si se dispondrán a hacerlo, pero estaría bien que fuesen editadas en CD y vinilo. Me lo compraría de cabeza.

 

Dos apuntes más. Para quién quiera profundizar en lo que supone este disco, puedo proponerle lo siguiente.

En primer lugar, un libro, el mejor que he leído al respecto. Se titula Wouldn It Be Nice, de Charles L. Granata.

 

De este escritor ya me enganché a otro título, sobre el proceder técnico en los estudio de grabación, durante las sesiones de Frank Sinatra, desde sus comienzos en Columbia, hasta las últimas grabaciones en Reprise. Pues bien, este otro es aún mejor. Charles, nos cuenta con exactitud y elegancia todo el proceso creativo de Brian Wilson para dar lugar al Pet Sonuds, acompañado por Tony Asher en la elaboración de las letras de las canciones, y por la Wrecking Crew en la instrumentación de las canciones. Fabuloso. Se aprende muchísimo.

 

Y el pasado verano se estrenó Love & Mercy, una entretenida película, con Paul Dano en el papel de Brian Wilson durante los días del Pet Sounds, y con Jonh Cusac en el mismo papel, cuando la resurrección física y mental de Brian, décadas más tarde.

 

Pensaba finalizar aquí, pero ya lo decía mi venerado Oscar Wilde: la mejor manera de vencer a una tentación es ceder a ella. Consideraba que con los links anteriores había más que suficiente, pero resulta que hace unas semanas encontré un cover de Wouldn’t It Be Nice, no bueno, buenísimo.

Lo ha realizado y colgado en Bandcamp, alguien que se hace llamar Anakin, quien ha dado a la canción una visión shoegaze. Si te preguntas que qué demonios es eso del shoegaze, te diré que es un estilo musical que tuvo su pequeño auge a principios de los noventa, con grupos como My Bloody Valentine, o Slowdive. Es una música saturada de furiosas guitarras y mucho ruido, bajo el cual subyace una bonita melodía, normalmente cantada por una dulce voz femenina. La denominación de Shoegaze fue así porque, en los conciertos, veían a los guitarristas de estos grupos mirarse constantemente los zapatos (pero nooooo, lo que miraban eran la decena de pedales de efectos que tenían repartidos por el suelo, para los ruidos y distorsiones de sus guitarras).  Hoy en día, este estilo de música solo tiene su nicho en Japón, donde anualmente se celebra un festival de Shoegazing , creo recordar que en el estadio de Yokohama, y al que me he propuesto asistir en alguna de mis próximas visitas al país nipón.

El caso es, que cedo a la tentación y, para vuestra sorpresa o deleite, aquí os dejo el link de Anakin:

 
Puedes escuchar Wouldn't It Be Nice en este link:

<<Un solo recuerdo por viajero, por favor. Graciassss….>>.

Me llevo el Pet Sounds al cielo, porque con él, y a sabiendas de hacer trampas, con cada canción memorizada de este disco me llevo implícitos los recuerdos de mi vida terrena: la familia, las chicas, los amigos, el perro,… Es una pillería, sí. Pero si el arcángel de pacotilla no me pilla, que me quiten lo bailao, como se suele decir, ¿verdad?

sábado, 14 de mayo de 2016



UNA WEB: Bandcamp

 

Una canción puede arreglarte el día.

¿Te ha pasado? También puede jorobártelo, digámoslo todo. Pero no vamos a hablar de eso.

Lo que pasa es que tenía el campo tan trillado, tenía y había escuchado tanta música, que cada vez me costaba más encontrar algo nuevo. Algo nuevo y que me dejara de piedra a la primera escucha.

Si por la radio fuese, ya podía irme haciendo monje. La última vez que me enamoré perdidamente de una canción de la radio, a la primera escucha, fue hará ya más de diez años. Volvía a casa conduciendo desde el trabajo, cuando oí por primera vez Everybody's Changing, de Keane. Tres portentosos minutos, que regaron de endorfinas mi cerebro. Sin mayor dilación, di un volantazo en la autovía, y tomé la salida que me llevaba a un Carrefour para comprarme el disco esa misma tarde. Qué gozada, en serio.

Lamentablemente, algo así no me ha vuelto a suceder desde entonces… con la radio claro. Recuerdo que a finales de los setenta, el grupo Buggles cantaba eso de  “el video mató la estrella de la radio”. Mentira. A la radio se la han cargado las radio-fórmulas. En esa radio no escuchas al artista de talento que nos sorprende con una nueva mezcolanza de notas, acordes y ritmos. Escuchas al productor de turno, al son del cual todo artista suena exactamente igual que el siguiente. No voy a poner ejemplos; no merece la pena. En cuanto a los locutores y disc-jockeys de esa forma de hacer radio están en riesgo de extinción. Intentando competir con Spotify, Ahora, las emisoras te anuncian 30 minutos de música continua. No hay selección, ni opinión, ni ironía, ni análisis. Nada. Solo una ristra de canciones que no aportan mucho.

Mientras tanto, en mi necesidad por encontrar un nuevo grupo, un nuevo disco, una nueva canción que me alegrara el día, (soy un melómano adicto a las endorfinas) repasaba discografías de los años 60’, 90’, 50’...Ya había aprehendido todo lo que podían ofrecerme los Beatles, los Beach Boys, Burt Bacharach, Carpenters, ACDC, Elvis Costello, Oasis, Bee Gees, Status Quo, Sinatra, la Credence, Eric Clapton, Moody Blues, los Stones, la Electric Light Orchestra,  Pet Shop Boys, Led Zeppelin… No dejé grupo de renombre sin devorar su discografía entera.

Ansioso por morder algo extraordinario, aunque fuera un “one hit wonder”, durante un tiempo tiré de las listas de la Billboard, año a año, década a década. Sin embargo, la música que todos conocemos, es finita… En un acto de heroísmo, me avine entonces a ignotos territorios, como el del Jazz, de la mano del extraordinario Bill Evans, o de Miles Davis,… Desesperación. Degluté sus grandes grabaciones y el plato se me quedó vacío de nuevo. ¿Dónde encontraría algo más? ¿En la música New Age? Richard Stoldman, Suzanne Ciani,… ¿Y si me pasaba a cantos gregorianos? (lo hice; durante algunos días, no lo voy a negar ahora).

Desesperación. Igual que el yonki necesita su dosis diaria, yo precisaba de una nueva y estupenda canción para comenzar la semana. En mis últimas, acudí a las producciones de otras culturas: que si J-Rock, que si K-Pop,… Sentía poco a poco los efectos perniciosos del mono. Acabé por volver a los orígenes y hacer proselitismo de Gustav Mahler, Manuel de Falla y Jean Claude Debussy.  Unos genios. Pero ninguna novedad.

¿Qué ocurría? Es que ya se habían agotado todas las combinaciones de acordes en séptima o en novena con Antonio Carlos Jobin? Cualquier cantante o nuevo grupo que surgía, sonaba igual de plano y yermo que el precedente.

Hasta que, un buen día, afortunado día, oh! cielos, me percaté de que los buenos músicos, las grandes canciones, aún existían. Tacháaaaaaaaan…

Canciones a resguardo, en las catacumbas, esperando tal vez a que las discográficas, y las radio fórmulas, estiraran la pata. Igual que los mamíferos, cuando los dinosaurios se extinguieron.

Maravillosas canciones, grandes músicos, que resultaron ser “mis vecinos”, por decirlo de alguna manera. Verdaderos desconocidos, excepto para una reducida  élite de seguidores.

En la música independiente hallé mi salvación. La fuente de las eternas endorfinas.

Independiente es un tío que graba en el salón de su casa, que constituye su propio sello discográfico, que se maqueta una portada, que imprime doscientas copias en CD o en vinilo. Y que finalmente vende sus discos a precio de coste al acabar el concierto que acaba de dar en una pequeña sala de Madrid. O te lo envían por correo; o incluso te lo llevan y dan en mano si quedas él en la boca del metro.

Independiente, pero con ganas, es un tío que, en vez de comprarse otra tabla de surf, (como alguien que yo me sé), va, y se gasta los ahorros en contratar a su productor favorito, coger un vuelo a los Estados Unidos, y hacer que las canciones grabadas en la habitación de su casa, acaben por sonar de maravilla.

Independiente es alguien que graba lo que le da la gana. Sin imposiciones. Sin injerencias. Sin cohibiciones.

Independiente, por ejemplo, para llamar a su disco Epic Handshakes and a Bear Hug. Indipendiente, digo una vez más, para llamar a su grupo Wild Honey.

 

No todo en la radio es tierra muerta. Aquí en España también existe la radio de autor. Y el mejor exponente conocido es Radio 3. En esta emisora, desde que tengo uso de razón, existe un programa que a lo largo de los años ha ido cambiando su franja horaria, pero que no por ello ha mermado su audiencia. Recuerdo escucharlo al medio día, en los veranos de mi adolescencia, mientras cortaba el césped. A media noche, durante mi periodo militar en la Armada, cuando en las guardias nocturnas, me escondía unos auriculares para escuchar el programa. Durante estos últimos años lo sintonizo a las nueve de la noche.  El programa se llama Flor de Pasión; y el gurú al que muchos seguimos no es otro que  Juan de Pablos.

 

Aún conservo varias cintas de casete, con selecciones de su programa, que tengo que defender de las manos de mi hermana cuando viene a mi casa.

Es curioso. Pero también fue en el coche, de regreso a casa. Escuchaba Flor de Pasión, y eran casi las diez de la noche, por lo que el programa llegaba a su fin. Entonces, Juan de Pablos puso una última canción que me dejó maravillado. ¿Quiénes eran estos?, pensé, ¡Yo quiero esta canción! Afortunadamente, mientras el locutor se despedía, y antes de que sonara su sintonía de cierre (Aaazuurrooooo…) repitió el nombre del artista y el título de la canción. El nombre del grupo no me costó retenerlo, pues era igual que el título de un disco de los Beach Boys. Pero la canción era algo así como “...little heads”. Memoria de pez; no tengo remedio.

Al día siguiente, ansioso, indagué por internet. Una y otra vez, mi búsqueda encallaba en el mencionado disco de Brian Wilson. Mierda. Pero la insistencia tuvo sus frutos, pues Google acabó por direccionarme a una página llamada Bandcamp.

Ese fue un gran día; sí señor.

Bandcamp, es un lugar, una nación, un planeta, donde cualquiera, e insisto en que cualquiera, puede colgar sus canciones para que también, cualquiera, pueda escucharlas. Si te gusta lo que oyes, puedes descargártelas; en ocasiones gratuitamente, en otras por un coste ínfimo. Si te entusiasma, puedes hacer que te envíen el CD o el vinilo si lo hubiere. En Bandcamp, puedes encontrar desde verdadera basura (pero que no deja de tener su arrojo que lo publiquen), a, si eres persistente en la búsqueda, verdaderas joyas sonoras. Miles y miles de personas, de todos y cada uno del los países, han puesto su música en este lugar, para que tú, para que yo, las degustemos.

He de hacer hincapié en que no es fácil trillar entre tanta paja. Cuesta hallar algo con un mínimo de calidad y genio. Por eso, sólo cada cierto tiempo, tropiezo con un grupo o una canción que me emocionan.  Mas cuando ocurre… ese día soy un poquito más feliz.

Por si queréis iniciaros, os voy a trazar algunas líneas del mapa de mi tesoro. Pero que conste, que tal tesoro es puramente subjetivo, pues cada cual tendrá sus afinidades. Pero confiad en mi; años de escuchar música (una de las primeras fotos que me hicieron gateando, es con un disco en la mano), años de trabajar de disc-jockey , mientras estudiaba en la facultad, y de fantásticos veranos en los que tenía mi propio programa de radio, me han creado un criterio.

No obstante, sólo os ofrezco el extremo de algunos cabos, para que, a partir de ahí, tiréis, e indaguéis en Bandcamp…

1.       WILD HONEY – Fields Of Little Heads


Puedes escuchar Fields of Little Heads en este link:

Ésta es la canción que me descubrió Juan de Pablos en Flor de Pasión. Cómo algo tan sencillo, me pregunté entonces, y me pregunto ahora, puede ser tan efectivo. Ahí radica el talento. Minimalista y hermoso como el Sunday Morning de la Velvet Underground. Reconozco sentir cierta  envidia por mi incapacidad para componer tan fácil y bonito.

A Guillermo Farré tuve oportunidad de conocerle en persona al acabar uno de sus conciertos, una noche, en una pequeña sala del Madrid viejo. Por supuesto, fue ahí que le compré un par de ejemplares de su fantástico Epic Handshakes and a Bear Hug.

De ese disco hay una preciosa canción, con el nombre de Hal Blaine’s Beat. Para quién no le conste, Hal Blaine fue el batería del emblemático Wrecking Crew, aquellos músicos de estudio que grabaron la instrumentación de muchos de los mejores discos de la década de los 60’ (como el mismísimo Pet Sounds, junto a Brian Wilson).

Sólo puedo decir que 素晴らしいです!(o dicho de otro modo, que ¡maravilloso!)

2.       ADAM DUNNING – Nunca Fui


Puedes escuchar Nunca Fui en este link:

Desde Australia. Es un disco redondo, estupendo, con dulces canciones en forma de Bossanova. Mi favorita, sin lugar a duda, es Nunca Fui. Por eso que intento una y otra vez interpretarla a la guitarra. Pero no doy con el feeling. Sin embargo, cuando estoy bajo el agua de la ducha, la canto de puta madre… Cosas que pasan.

El álbum contiene melodías sensacionales, como el  instrumental Song Of The Lagoon.

Música para desayunar al sol un domingo por la mañana, o circular camino de playas escondidas, allá en Asturias.

3.       BROKEN GLASS HEROES – Let’s Not Fall Apart


Puedes escuchar Let’s Not Fall Apart en este link:

Lástima que estos jóvenes belgas no hayan editado nada más. Esta canción, Let’s Not Fall Apart, es digna de sonar junto a cualquiera del Summer Days (and Summer Nights!) de los Beach Boys.

Fue uno de mis primeros descubrimientos en Bandcamp, (ya os he advertido que no todo el campo es orégano), y ello me animó a seguir buscando otros grupos y canciones, mediante los “tags” o etiquetas que ofrece la página, como por ejemplo la de sunshine pop.

4.       THE YEARNING – Too Young


Puedes escuchar Too Young en este link:

Too Young, al igual que If I Can’t Have You, bien podía ser la canción de la Chiffons que me falta; o tal vez una producción perdida de Phil Spector. Sin embargo estos ingleses son de aquí al lado, del sello Elefant Records, de Torrelodones, en Madrid. Mis vecinos, vamos.

Atención!!! Los discos de este sello discográfico son otra mina de buenas vibraciones.

 

Y Too Young, qué bonita canción. Ay! Carámba!

5.       KLAUS & KINSKI – Crucifixión, La Solución



Puedes escuchar Crucifixión, La Solución en este link:

Desde Murcia con Amor, como si fuese una peli de James Bond. Una canción irónica, con una punzante línea de bajo. Lo mejor, melódicamente hablando, llega con el puente. Ahí la canción se relanza con la aterciopelada voz de la cantante.

Esa voz susurrante, junto con una pausada guitarra española, también entona una de las mejores versiones que he escuchado de la nana Embraceable You, que anteriormente ya habían interpretado Frank Sinatra, o Nat King Cole.

6.       TINY FIREFLIES - Snow


Puedes escuchar Snow en este link:

Si bien a Tiny Fireflies los podemos encontrar en Bandcamp, lo cierto es que tuve la oportunidad de descubrir a esta pareja de Chicago en otra página que apuesta por los nuevos talentos: Eardrums Pop.

Esta web, cada mes selecciona a un grupo, para así editar y promocionar un single con dos canciones originales más un cover. El quinto single que surgió de Eardrums Pop fue el de Tiny Fireflies.

Recuerdo permanecer tumbado sobre una roca, una oscura noche de verano, contemplando el cielo estrellado mientras escuchaba sus canciones. Qué  privilegiado me sentí entonces, en serio, por ser consciente de aquel momento, recostado bajo el manto del  firmamento. La música, sin duda, colaboró a ello.

7.       FRANCISCO NIXON – Nadia



Puedes escuchar Nadia en este link:

Francisco Nixon no es nuevo en esto de la música. Ya a finales de los 90’ obtuvo un considerable éxito con su grupo de entonces: Australian Blonde, y la canción Chup, Chup, (la cual creo recordar que fue sintonía del anuncio de algún tipo de bebida para adolescentes, o algo así).

One hit wonder. El grupo se difuminó, y su líder, Francisco Nixon, se mueve en la corriente independiente subterránea. Cuando escuché Nadia, canción que hace referencia a la gimnasta 10 Nadia Comaneci, caí rendido en pleitesía. Preciosas armonías vocales, y una letra lastimera.

Es perfecta.

8.       MARIAN’S AUDIOLOG – Surf’s Up



Puedes escuchar Surf’s Up en este link:

Éste es un caso especial, que me he resistido a excluir de este post. A Marian’s Audiolog la descubrí en su propio blog, hace varios años ya, en el cual, desde Argentina,  publicaba sus propias grabaciones al piano. Todo versiones; ninguna canción propia. Desde God Only Knows de los Beach Boys, al Beware of Darkness de George Harrison. Del Champan Supernova de Oasis, al Maybe I'm Amazed de Paul McCartney.  Ella, su voz y su piano. Precioso.

No sé por qué, pero su página web permanece muerta desde 2012, y los links en los que nos regalaba sus canciones yacen desactivados. Soy egoísta, y no sabéis lo que me ha alegro de haberme hecho con una veintena de sus interpretaciones  antes de que cayera la página.

En su blog, ella nos cueta que solían contratarla para actuar en fiestas privadas. Me hubiera encantado hacerlo; traerla a alguna de las reuniones con mis amigos, en el salón de piedra de mi casa, y que nos deleitara con esas canciones tan estupendas.

Algunas de éstas, siguen aún vivas en la web de Soudcloud. El link que se puede enlazar desde aquí, es el de una preciosa interpretación del Surf’s Up de Brian Wilson. Solo cabe disfrutarla.


9.       THE EXPLORERS CLUB – Do You Love Me?



Puedes escuchar Do You Love Me? en este link:

También en la web de Soudcloud, fue donde descubrí a The Explorers Club. Salvo raras excepciones, durante años he escuchado a decenas de grupillos haciendo lamentables canciones al estilo de los Beach Boys. En ocasiones, cedía a la tentación y me compraba alguno de esos discos, pero siempre me decepcionaban, sea dicha la verdad.

Pero cuando escuché Do You Love Me? por primera vez…, Woh! Qué frescura, qué coros vocales, qué composición más genial. Y lo mejor de todo es que el disco entero, Freedom Wind, es extraordinario. No desmerece una canción de la siguiente.

Como ese año fui bueno, se lo pedí a los Reyes, y ellos me lo trajeron.


10.   THE SILVER MORNINGS –Rompan Todo A La Cuenta De Tres


Puedes escuchar Rompan Todo A La Cuenta De Tres en este link:

Hay días en que uno sale del trabajo de malas pulgas. Entonces solo vale subirte al coche y conducir. Conducir. Conducir… Echas mano a la guantera y sacas un disco de algo que no va con tu estado de ánimo en ese momento. Buscas en el i-pod los últimos discos que te has volcado. Y uno es el de Los Silver  Mornigs. Lo pones. “¡Jooooder, qué bueno!”, piensas. Y subes el volumen.

Es un disco ideal para cuando salgo quemado. Garaje, surf, psicodelia  guitarrera, desde Lima, Perú.

Me encantan la línea de bajo, los ruidos electrónicos... o las letras, como esa de “Rompan todo a la cuenta de tres”.

Cuando llego a casa estoy como nuevo. Què caramba...


11.   JAVIER BARRIA – Historia De Terror


Puedes escuchar Historia De Terror en este link:

Y ahora bajamos hasta Santiago Chile.

Hay discos que necesitan varias audiciones para que te empiecen a gustar. Otros, sin desmerecer a los primeros, te enganchan desde la primera audición.  Sin embargo, un disco pasa a ser especial según cuantos años llevas escuchándolo sin perder frescura.

Esto me pasa con El Diminuto Del Frío, de Javier Barria. Al principio, reconozco que lo cogí manía. Pero resultó que no me podía quitar las canciones de la cabeza, apenas las escuché la primera vez.

Nooo… - me dije, - éste está imitando a Calamaro… Bueno, tal vez cuando escuché Falsa,  la segunda canción del álbum, pudiera recordarme al argentino. Pero la melodía era fantástica. Y si tuviera que hacer otras analogías, la haría nada menos que con The Alan Parsons Project. Canciones como Historia de Terror, parecen interpretadas por el propio Eric Woolfson en Eve o Piramid.

Esto no lo ponen en las radio fórmulas, no.


La lista bien pudiera ser mayor, pero por hoy ya es suficiente.

Hace una mañana estupenda, y me bajo a la piscina a tomar una cerveza al sol.

Endorfinas, sabes…